domingo, 1 de septiembre de 2019

LA ELEFANTA MUNDI DE PUERTO RICO


por ; Dra. Dimary González Aponte 2019

Formamos parte de un ecosistema muy equilibrado que ha tomado millones de años en evolucionar. Cada animal y cada planta son un eslabón esencial en el equilibrio en el que existimos. Además, en la diversidad de nuestro planeta, el ser humano también es una especie animal. Si continuamos acabando con otras especies, la nuestra también se verá amenazada, pues nuestro sistema se adaptó a sobrevivir en ciertos niveles que se logran por el equilibrio que mantienen las diversas especies. En base a eso, debemos entender que salvar a los animales significa, a su vez, la salvación humana.

En el caso de los elefantes, en particular, su cuidado y preservación en estos tiempos es de vital importancia, ya que su especie está siendo amenazada constantemente por los humanos y se encuentra en alto riesgo de extinción.

Desde niña he tenido una fascinación por los elefantes puesto que son seres que parecen venir de la prehistoria y nos impactan con su complejo estilo de vida y el descubrimiento de que reflejan nuestras mismas emociones. Los elefantes son tan complejos y sensibles como los humanos; por lo cual los traumas que sufren los humanos ante los eventos negativos de crianza o los cambios abruptos son los mismos que puede desarrollar un elefante.

Para algunos humanos las emociones son solo de su especie, no obstante, las emociones se expresan también en el mundo animal en general. El trabajo psicológico con los elefantes se ha podido mejorar gracias a la comprensión de sus emociones y sufrimientos, lo cual ayuda para rescatarlos de situaciones de maltrato. Y se ha logrado restablecer poblaciones de elefantes en lugares donde estaban colapsando a causa de la caza furtiva y el daño psicológico ocasionado por el maltrato. Así mismo, la elefanta Mundi es vivo ejemplo de un rescate exitoso.

¿Y quién es Mundi? Nuestra Mundi es una elefanta que vive en el Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero, en Mayagüez, hace 31 años. El gigantesco mamífero fue rescatado de la vida tortuosa de un circo que llegó a Puerto Rico en 1988. Se entiende que Mundi nació en 1982, y fue parte de un grupo de 62 elefantes huérfanos que se sacó de África. Estudios genéticos realizados en 2010, por el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico y la Universidad de Illinois, confirmaron que la elefanta procede del país africano Zimbabue. Sin embargo, aunque es africana de nacimiento, es evidente que se adaptó perfectamente a nuestro país y, hoy por hoy, es Boricua.

Mundi cuenta, actualmente, con 37 años de edad, siendo ésta una etapa de madurez en un elefante. Según la historia de su rescate, ella fue descartada como parte del circo ya que es ciega del ojo derecho. Esto no la dejaba realizar los trucos que se le exigían, y utilizarla en las actuaciones públicas representaba un peligro. Por lo tanto, la elefanta iba a ser sacrificada. El entonces dueño del periódico El Mundo (de ahí le viene el nombre a la elefanta), don Ángel Ramos, al enterarse de que la elefanta perdería su vida, la adquirió y la donó al Zoológico de Puerto Rico. Lo hizo como una aportación a la educación del país, confiando en la labor profesional del Zoológico y en su compromiso con la preservación de tan espectacular animal en nuestro suelo.

La llegada de Mundi a Mayagüez marcó un gran acontecimiento, y su acogida fue presenciada por grandes y chicos. Sus estados físico y mental eran deplorables en ese momento, pero, se recuperó satisfactoriamente con los cuidados establecidos por los profesionales puertorriqueños del Zoológico. Fue atendida y estudiada al detalle para poder establecer su diagnóstico y los cuidados pertinentes. De este modo, Mundi creció y se desarrolló de una forma muy saludable en todos los aspectos. Y mientras tanto, su realidad redirigió el estudio de las ciencias en Puerto Rico e inspiró a muchos.

Hoy el caso de Mundi nos ocupa debido a que quieren trasladarla fuera de Puerto Rico por dos alegadas razones: 1) en el zoológico no está bien cuidada y 2) unos creen que, porque vive sin otros elefantes, debe sentirse sola, y quieren introducirla en una manada totalmente desconocida.

Para hacer una decisión como esta hay que tomar en cuenta, como mínimo, las siguientes consideraciones: 1) el traslado, en sí, podría acarrearle graves problemas psicológicos y físicos; 2) introducirla en una manada extraña le crea un grave problema de adaptación y de seguridad física, y 3) alejarla de sus cuidadores y conocidos le podría crear una depresión.

Antes que nada, podemos descartar la alegación de que Mundi no está recibiendo el cuidado debido, puesto que su récord de salud es excelente y nunca ha estado enferma en sus años en este lugar. Sus cuidados actuales están relacionados a un entrenamiento detallado, para poder realizar exámenes veterinarios de rutina, manejar adecuadamente su alimentación y su estado psicológico. Según sus cuidadores, Mundi es una elefanta muy pasiva, que carece de conductas típicas de elefantes maltratados, que ha logrado una gran adaptación a su hábitat en el Zoológico, y que muestra gran afecto por los cuidadores que la atienden a diario. Es un ser que desconoce toda la controversia que gira a su alrededor y recibe a todos con el mismo amor e interés de siempre. Y le encantan y disfruta mucho de las visitas humanas.

En cuando al traslado en sí, en las grandes reservas de animales en África se evitan los traslados, sobre todo, de los grandes mamíferos: elefantes, tigres, leones, hipopótamos, rinocerontes, entre otros, porque estos animales pocas veces sobreviven a los traslados debido al estrés que estos implican. A los elefantes procuran trasladarlos cuando son muy jóvenes, ya que los adultos no toleran los viajes. Y cabe señalar que los animales salvajes no se adaptan a los cambios de ambiente como lo hacen los animales domésticos. Por eso, los traslados en las grandes reservas de animales se realizan cuando existen peligros inminentes en su medioambiente o su salud, y se encuentran en alto riesgo, por lo que la decisión de un viaje es la última opción de vida.

En el caso de Mundi, su traslado sería totalmente injustificado y peligroso, puesto que se encuentra en buen estado de salud física y mental, no está siendo maltratada, no presenta rasgos de desnutrición, ni tampoco se presentan amenazas en su medio ambiente. Y muy importante: de sus 37 años de vida lleva 31 en el Zoológico y es de esperarse que su ajuste a un medioambiente diferente, con cuidadores diferentes, no se logre fácilmente. Para un animal adulto eso puede ser causa de depresión y hasta de muerte debido a un colapso físico y mental. Además, si el estrés del viaje le produjera agresividad, la sacrificarían para evitar daño a seres humanos. Con ese traslado, también, nuestro país perdería el gran privilegio de mantenerla aquí como hija adoptiva, y la gran oportunidad de motivar a nuestros niños en la preservación de las especies y del planeta.

Acerca de la idea de introducir a Mundi en una manada extraña, hay que aclarar que, a su edad y con su ceguera, eso constituye un peligro a su bienestar físico y mental. Por un lado, los elefantes aprenden por imitación y si no han sido expuestos al aprendizaje del grupo presentan grandes dificultades para adaptarse y ser aceptados. Por otro, los elefantes cuidan a los que ya han formado parte de su manada por años y no necesariamente aceptarían a una elefanta adulta, discapacitada y totalmente desconocedora de sus códigos de conducta. Además, las manadas rechazan a los animales débiles, ya que sienten que son más vulnerables a los ataques de los depredadores, lo que pone en riesgo la seguridad de todos.

Sobre el tema de que Mundi está sola y le convendría convivir con otros de su especie, este no tiene base en la realidad de la elefanta. De hecho, el factor de soledad, por no tener cerca a otros de su misma especie, no implica un criterio para alguna condición o enfermedad y, mucho menos, para asumir los altos riesgos de un traslado. Se han identificado elefantes solitarios que viven apegados a sus cuidadores y muestran una vida saludable, como es el caso de Mundi. Los lazos emocionales de Mundi con sus cuidadores están establecidos en la literatura científica como de gran importancia. Así lo corrobora el trabajo de Daphne Sheldrick, documentado por National Geographic, titulado “Orfanato de Elefantes de Nairobi, África”.

El sistema emocional de los elefantes es complejo como el nuestro y, por tanto, ellos requieren de apoyo al igual que nosotros. Para lograr rehabilitar a un elefante huérfano se necesita intervención humana terapéutica. Esto conlleva un proceso extenso de crianza, acompañamiento y alimentación. Los elefantes deben volver a confiar en otros seres vivos para poder disipar el gran dolor de perder a sus familias. Los animales y, en este caso, Mundi, crean apegos emocionales con sus cuidadores, y está comprobado que la falta de los seres que la cuidan y conocen por años puede ocasionarle una Depresión Mayor, que puede desencadenar en su muerte. Y hay que aclarar que se pueden aplicar los criterios de las enfermedades mentales de los humanos a los elefantes, ya que sus emociones y estructura social son muy parecidas a las nuestras. De hecho, los diagnósticos psiquiátricos en elefantes y otros animales están confirmados en estudios científicos.

El análisis de los peligros emocionales que pueden acarrearle a Mundi un traslado y sus eventuales circunstancias está sostenido por lo que se conoce como la psicología trans-especies. En esta se aplican los criterios de la psicología humana a la observación de los animales, lo cual ha demostrado grandes logros para la preservación y cuidados de las especies de animales, especialmente en aquellas en peligro de extinción. Por lo cual, en este escrito, deseo fomentar la comprensión del animal por medio de la psicología de las trans-especies.

Este método de aplicar la psicología humana a la comprensión de los animales establece que con las teorías de psicología y neuropsicología se pueden identificar conductas similares a los humanos en los grupos de animales. Que los animales se traumatizan ante los abusos que pueden traumatizar a un humano, y que la mente animal también internaliza eventos ocurridos en el exterior o su medioambiente.

La Dra. Gay Bradshaw, quien es psicóloga en el estado de Oregón, se ha dedicado a observar la conducta de los elefantes y sus estudios comprueban que los criterios de diagnóstico utilizados para clasificar los traumas humanos son válidos para diagnosticar condiciones en los elefantes. Inclusive, se han diagnosticado elefantes con Desorden del Estrés Post-Traumático o PTSD, al evidenciarse conductas anormales por desconocer los códigos de la conducta de la manada y como resultado de eventos traumáticos, como lo es la pérdida de su familia. Esto es similar a traumas encontrados en los humanos.

Los síntomas similares a diagnósticos mentales humanos que se han podido identificar en los elefantes son: agresividad con su especie y con otras especies, respuestas anormales a situaciones cotidianas, depresión, desórdenes del estado de ánimo, disfunción social y emocional, y rechazo de las crías. Todos los síntomas han sido identificados en elefantes víctimas de matanzas en masa, relocalizaciones, interrupción en su aprendizaje social y de manada, y pérdida de su hábitat.

En cuanto a Mundi, no manifiesta conducta viciada o repetitiva, y su salud psicológica es excelente, lo cual evidencia un cuidado superior, y una vida placentera y saludable. ¿Qué razón hay, entonces, para sacarla de un entorno saludable, en el que se encuentra, para someterla a experiencias que de antemano se sabe son perjudiciales para su salud mental y física? Creo que después de 31 años viviendo feliz en nuestro zoológico, en convivencia afectuosa con sus cuidadores, en un ambiente sano y pacífico, lo menos que se merece es dejarla vivir tranquila el resto de sus días

SU HISTORIA

por ; Dra. Dimary González Aponte 2019

La historia de nuestro Zoológico, mejor conocido como el Zoológico de Mayagüez, comenzó en el año 1954. La finca donde se encuentra fue donada para estos fines por la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, al Dr. Juan A. Rivero, su fundador. La documentación federal reservó, con este objeto, la finca que sólo puede ser utilizada como lo que es: una Reserva Natural para mantener un zoológico.

El Dr. Rivero fue un excelente hombre de ciencia, pero también un firme defensor de los animales. Cuentan que los animales lo adoraban y que, cuando él caminaba por el zoológico, los animales lo llamaban con sus sonidos distintivos.

El Jardín Zoológico de Puerto Rico se enfoca en tres pilares básicos: educación, conservación y preservación. La inspiración que este lugar ha transmitido a muchos de nuestros niños los han llevado a desarrollarse como profesionales en diferentes ramas de la ciencia mundial.

Personas extranjeras que visitan periódicamente nuestro país tienen la costumbre de visitar el Zoológico, y lo aprecian por lo cerca que observan a los animales y el buen estado físico en que se encuentran. También están los residentes del área que utilizan sus facilidades para sus rutinas diarias de ejercicios, y sí pagan su entrada para ejercitarse y deleitarse con el ambiente que se experimenta allí. En fin, que muchos ciudadanos de Puerto Rico y el extranjero han disfrutado del Zoológico y destacan el valor que éste tiene en sus vidas.

En cuanto a la preservación de los animales, la institución ofrece cuidados a una amplia variedad de animales, muchos de los cuales están en peligro de extinción. No soy creyente del cautiverio de animales, y en el pasado he apoyado movimientos para la liberación de animales, pero, muchas de estas gestas de liberación culminan en la muerte del animal, puesto que cuando un animal ha vivido en cautiverio se le dificulta la integración a su especie en la naturaleza y la búsqueda de alimentos.

Tristemente, el crecimiento desmedido de la población humana atenta contra todas las especies en el planeta, y la intervención de los humanos en la vida de los animales, muchas veces, es sinónimo de destrucción. Por lo tanto, los zoológicos modernos son la segunda oportunidad de vida que tienen muchos animales, al ser rescatados y preservados allí. Además, existe documentación suficiente para manejar a los animales en cautiverio correctamente y con dignidad. Y en nuestro Zoológico tenemos los profesionales y los talentos necesarios para atenderlos correctamente.

De hecho, el buen mantenimiento del Zoológico y sus habitantes se evidenció al paso del huracán María por Puerto Rico. Increíblemente, luego del huracán, escuché noticias del estado del Zoológico y me enteré de que cuando los cuidadores pudieron llegar, por fin, a revisar a los animales hallaron que el recinto había sido protegido: todos los animales se salvaron. Además, encontraron que nuestra Mundi estaba contenta con toda la vegetación que le brindó el huracán, y que se deleitó comiendo a su antojo.

Todo esto no se da por casualidad. El desarrollo de nuestro Zoológico ha estado muy ligado al trabajo de voluntarios y donativos de personas que valorizan la encomiable labor del Dr. Rivero; y, al presente, voluntarios de todas las edades y condiciones sociales se han puesto a la disposición de los trabajos de rescate. ¿Cómo no hacerlo? Todos los animales sobrevivieron al embate de la peor catástrofe de nuestra historia moderna, y ahora solo se requieren trabajos de mínima inversión para reabrir este centro.


Este es el momento de hacer que nuestro Zoológico brille, como en sus años de gloria. Empresarios y voluntarios, unidos, han desarrollado un movimiento desde el más profundo amor por los seres de todas las especies. El voluntariado está moviendo montañas: ya prácticamente se ha restaurado gran parte de las zonas que requieren mantenimiento. Además, se presentan ofertas de donativos directos al Zoológico para aportar a la calidad de vida de sus animales y a la capacidad de desarrollo que tiene el parque.

En otros países, incluido Estados Unidos, los zoológicos y santuarios de animales funcionan con la aportación privada y el voluntariado. Esto se promueve, ya que estos lugares, a la vez que preservan y cuidan de la fauna mundial, motivan e inspiran el desarrollo profesional. Por lo tanto, el Gobierno debe permitir este desenvolvimiento de pueblo y ser facilitador para rescatar nuestros espacios de sanidad mental. Nuestros profesionales están listos para mantener abierto un centro de estudios y educación en el Zoológico y, a su vez, llevarlo a otro nivel como todo zoológico moderno. Las posibilidades son infinitas y la creatividad de nuestra gente también.

Aparte de eso, el voluntariado puertorriqueño está más activo y dispuesto que nunca antes a rescatar sus espacios, lo que lo convertiría en una forma de esperanza y recuperación para nuestro país. Esto sería muy constructivo, puesto que el trabajo voluntario en los espacios públicos puede ayudar a prevenir una crisis emocional en nuestra sociedad.


Además del trabajo de voluntarios, nuestro Zoológico de Puerto Rico cuenta, para mantenerlo en funciones, de profesionales sumamente preparados, que han sido reclutados de diversos zoológicos de los Estados Unidos para trabajos de cooperación y conservación de especies. Por lo tanto, y contrario a las opiniones de algunos, nuestros biólogos y cuidadores están muy bien preparados para llevar a cabo su labor.

Como un ejemplo de lo antes dicho, el parque Animal Kingdom de Disney World contó con el asesoramiento especializado de los empleados de nuestro Zoológico para el diseño y montaje de su exhibición sobre la conservación del Sapo Concho. Y cabe destacar, que el Sapo Concho estuvo en peligro de extinción, y fueron esos empleados quienes trabajaron con un proyecto de conservación de renombre que fue todo un éxito. También, en el Zoológico existe la única exhibición autorizada al público de nuestra Cotorra puertorriqueña, que ha sido salvada de la extinción por proyectos similares. En nuestro Zoológico se ha trabajado, además, con el proyecto de conservación de la Paloma Sabanera con gran éxito, logrando así su liberación. Son muchos los proyectos reconocidos en el campo de la conservación de especies que se han logrado a través del trabajo de los nuestros.

Las Águilas Calvas (Bald Eagle), que son símbolo nacional de Estados Unidos de América y que viven en nuestro Zoológico, son ejemplo del alto nivel de trabajo ya reconocido ampliamente en el mundo por las administraciones de zoológicos. El Zoológico, en el año 2003, recibió la distinción y el honor de obtener el permiso federal para mantener y exhibir estas aves. Ellas están extremadamente protegidas y monitoreadas, y en nuestro Zoológico han sido rehabilitadas y cuidadas a la perfección. Es de gran importancia defender el gran honor que implica la autorización que otorga el Gobierno Federal para mantener en exhibición al ejemplar símbolo de todo un país. Para que un zoológico tenga el privilegio de albergar a las Águilas Calvas entre sus especies, tiene que ser reconocido por su trabajo de excelencia. Y para proteger este ejemplar debe cumplir constantemente con las regulaciones de la agencia federal Fish and Wildlife Service (Servicio de pesca y vida silvestre). Es interesante saber que en Estados Unidos existen muchos zoológicos que no están reconocidos ni autorizados a exhibir las Águilas Calvas en sus facilidades.

Son muchos los logros de intercambio y cooperación de nuestro Zoológico reconocidos a nivel mundial, y esto se les debe a los voluntarios y profesionales que cuidan de nuestro Zoológico y de los seres que allí viven. Por lo tanto, no es justo que permitamos una campaña de descrédito señalando maltrato y descuido donde no los hay, puesto que los señalamientos han sido investigados y no existe acusación legal alguna contra la institución.

En lo que toca al beneficio que aporta el Zoológico al ciudadano, son muchos. El contacto con animales vivos transforma las mentes y promueve la inspiración y motivación en niños y adultos. Los efectos que tiene esta actividad de observación y contemplación de la naturaleza son relajantes y terapéuticos. En el Zoológico de Puerto Rico se ha trabajado con diversidad de público con distintas necesidades: visitas de programas para niños con diferentes impedimentos, como con dificultades visuales, auditivas y autismo. Esto establece un campo de trabajo terapéutico muy amplio para la población con necesidades especiales en Puerto Rico. Los profesionales en las ciencias de la conducta pueden establecer como lugar de estudio el Zoológico, y utilizando la metodología científica pueden realizar una diversidad de intervenciones terapéuticas, conocidas como interacción humano-animal, para atemperarlas a nuestra sociedad.

El cambio favorable en la conducta de niños con alguna discapacidad, cuando tienen contacto con la naturaleza y los animales, está muy reconocido y recomendado en las ciencias de la conducta. Esto estimula el aprendizaje, el contacto social, y la expresión verbal y afectiva. A su vez, desarrolla destrezas para una vida saludable, y el respeto a la vida ayuda al desarrollo de buenos ciudadanos, disminuye la agresividad y previene la violencia. Por lo tanto, no podemos permitir el cierre de una gran institución que es alternativa terapéutica para personas con condiciones especiales, y sus familias.

Cuando comencé con la idea de relacionar el Zoológico y la salud mental en nuestro país, me di cuenta del desconocimiento del tema y el pobre acceso a este que hay en Puerto Rico. Las personas piensan que el estudio de los animales y la psicología no mezclan, por lo cual muchos manifestaron poco interés y reaccionaron con escepticismo. Por esto, me inspiré para llevar el mensaje claro de que, por un lado, la comprensión de la conducta humana se ha logrado en gran parte estudiando a los animales y, por otro, el trabajo de psicólogos observadores de animales en la actualidad ha servido para mejorar los trabajos en la conservación de las especies y el manejo de animales en grandes reservas y santuarios.

El uso de animales en el trabajo terapéutico es, cada vez, más utilizado a nivel mundial. Son diversas las condiciones de salud física y mental que pueden mejorarse por medio del trabajo con animales de distintas especies. Se ha demostrado que la terapia que usa caballos (equino terapia) promueve una gran mejoría en los niños autistas y con problemas de conducta. Los perros se utilizan ampliamente en la terapia emocional y como perros de asistencia para diversas condiciones de salud. También, se utilizan aves como mascotas de compañía y, en los últimos tiempos, se ha documentado el uso de animales de granja con fines terapéuticos, en visitas a hogares de ancianos y hospitales, aunque parezca increíble.


La conciencia del amor más puro se despierta cuando deseamos proteger a los seres más inocentes de la creación: los seres que desconocen de los vaivenes humanos y mantienen su conducta fiel al equilibrio en la naturaleza. Definitivamente, el contacto y conocimiento de la vida animal en el planeta desarrolla mejores seres humanos, al desarrollar estos la empatía y el amor hacia seres que no comparten su aspecto físico ni su idioma. Cuando despertamos a nuestra responsabilidad humana en la preservación comprendemos que somos capaces de grandes cosas en el mundo. El ser humano, entonces, se convierte en cocreador y, en conjunto con el divino orden de las cosas, es capaz de preservar la vida y belleza de este diverso planeta en el que habitamos.

La compasión por los animales engrandece nuestra sociedad y nos permite elevar a otro nivel de conciencia el camino que llevamos como país. Encausar a nuestros niños en la tarea hermosa de conservar nuestro Zoológico, y mejorarlo, servirá de apoyo a nuestro desarrollo psicosocial y creará personas de bien para las ciencias, para la preservación del ambiente, para la empatía, la conciencia social, el respeto a la vida, la compasión y la solidaridad. Las destrezas que se pueden desarrollar a través de este proyecto de pueblo son innumerables, pues cuando se despiertan la creatividad y la inspiración humanas solo el cielo es el límite.

Por otro lado, los espacios de esparcimiento, al igual que los animales, nos ayudan a los seres humanos a encontrar equilibrio emocional dentro de un ambiente siempre en desbalance y cambio. Esto redunda en una mejor perspectiva, mayor fortaleza para enfrentar los sinsabores de la vida y tranquilidad mental. En otras palabras, una mejor salud mental, cosa que, en este momento en Puerto Rico, es sumamente necesario. Por lo tanto, hoy, más que nunca, se requiere preservar nuestra institución del Jardín Zoológico de Puerto Rico y convertirlo en un proyecto de país, que nos ayudará a desarrollar mejores ciudadanos.


Existe la voluntad en nuestro país de asumir responsabilidad y administrar el Zoológico desde otra perspectiva no gubernamental. La sociedad civil ha demostrado gran interés y organización para desarrollar la conciencia zoóloga a otro nivel. Grandes empresarios desean contribuir para el mantenimiento y protección del parque. Los estudiantes están motivados para formar parte activa de este movimiento. Y, definitivamente, es el momento histórico para apoderarnos, como pueblo orgulloso, de nuestro Zoológico y de la protección que debemos a toda la creación.

Debemos lograr la descentralización de la administración del Zoológico para que el mismo pueda tener su propia administración y así pueda distribuir sus recursos y donativos para el bien común de sus animales. Estos animales llegaron a nuestro Zoológico para ser cuidados y protegidos. Muchos han sido rescatados del trasiego de animales y de condiciones de maltrato. Llegaron maltrechos y heridos, desnutridos, con pocas probabilidades de vida y, aquí, en nuestro Zoológico, recibieron una segunda oportunidad de vida. Han estado entre nosotros, muy bien cuidados, por mucho tiempo. Ya no pueden ser liberados pues serían incapaces de sobrevivir por su cuenta; ya son nuestras mascotas.

Cada país puede preservar sus recursos y, nosotros, si estamos unidos en esto, seremos capaces de elaborar un plan que nos permita desarrollar ideas y disfrutar del que es el mejor zoológico del Caribe. Por un lado, un maestro, en cada escuela, dispuesto a realizar actividades y proyectos para desarrollar la conciencia zoóloga servirá de punta de lanza para un gran cambio profesional y social. Estoy segura de que en cada escuela existe esa mente creativa y movida por el amor a la naturaleza que logrará despertar la conciencia ambiental en sus estudiantes.

Por otro, cada universidad puede tener en sus programas educativos proyectos para el mejoramiento del Zoológico. De esta forma, se desarrolla la conciencia de toda nuestra sociedad, no solo en los niños y jóvenes entusiasmados por las ciencias animales, sino también en los que se enfocan en proyectos de observación de conducta, diseños de ingeniería, paisajismo, producciones agrícolas para alimentar a los animales, conservación de la flora y fauna autóctona, entre otros. Además, puede, muy bien, ser un lugar de estudio para las profesiones de la conducta que en el mundo moderno trabajan enfocados en el valor de la integración humano-animal. Así se pueden establecer innumerables proyectos que despertarán lo mejor en nuestro ser humano puertorriqueño.

En fin, que, con el cierre del Zoológico, Puerto Rico estaría cediendo parte de su patrimonio y el acceso a un lugar que puede proporcionarnos una educación de altura. Esto nos produciría un retroceso y sería un grave error que le costaría al país mantenernos en la ignorancia. Actualmente, existen innumerables anécdotas de cómo este mágico lugar, que es nuestro Zoológico, ha inspirado el estudio de las ciencias de muchos que hoy en día trabajan alrededor del mundo poniendo el nombre de Puerto Rico en alto. Esto, además, de todos los beneficios que hemos descrito anteriormente.

Y por eso pregunto: ¿cómo vamos a permitir el cierre de un lugar que tanto le ofrece a nuestra sociedad?

¿ Por Qué Protejer el Jardín Zoológico de la Isla?

por ; Dra. Dimary González Aponte 2019

Este proyecto lo realizo con el interés genuino de contribuir al mantenimiento digno de nuestro Jardín Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero, ubicado en Mayagüez y a la permanencia de la elefanta Mundi en el mismo. No soy una experta en zoológicos, sino una ciudadana preocupada por el futuro incierto del Zoológico y de los animales que en él habitan.

Antes que nada, quiero decirle al lector que en el momento en que usted entra al gran bosque que es nuestro Zoológico, siente una gran paz. El ambiente que allí se respira promueve la eliminación del estrés y los malestares que la vida cotidiana nos puede ocasionar. Por lo tanto, este lugar se debe preservar para el beneficio de nuestra sociedad y de las próximas generaciones. A su vez, se debe respetar como el hogar de tantos animales en peligro de extinción que están siendo cuidados aquí, en nuestro terruño.

El Zoológico de Puerto Rico ha pasado por una larga historia de evolución, crecimiento y desarrollo durante la cual se han logrado innumerables aportaciones a la ciencia. Este bosque es una reserva natural de envergadura, ya que acoge reservas de plantas y animales exóticos. Además, es uno de esos lugares que se convierten en terapéuticos, puesto que la observación de animales es una de las actividades más edificantes que pueda realizar una persona. En él se pueden conocer más de 600 animales, lo que permite desarrollar conocimiento, compasión, empatía, respeto a la vida, aprecio a la diversidad, responsabilidad con la naturaleza, y la creatividad para desarrollar mejores protecciones ambientales para la flora y la fauna.

Luego de la catástrofe del huracán María, muchas áreas naturales sufrieron grandes pérdidas. En la actualidad nos encontramos en plena recuperación, y es de gran importancia mantener aseguradas las reservas naturales para la preservación de zonas de sano entretenimiento, como lo es nuestro Zoológico. La Salud Mental en el ser humano está muy relacionada a la conservación y respeto de su medio ambiente.

En nuestro país, además de sufrir el impacto del huracán María, en la actualidad, enfrentamos una crisis social y política, con los retos de una deteriorada economía y un gobierno con grandes dificultades. Sin embargo, ante tanto estrés, lugares de esparcimiento como balnearios, parques y, en el caso que nos ocupa, el Zoológico, permanecen cerrados luego del huracán, aunque esos lugares están asegurados y, se supone, hayan recibido los pagos de los seguros para su apertura.

Pero aún dentro de este paisaje sombrío, se levanta una labor nacida de lo más profundo de los corazones de muchos puertorriqueños: el rescate pleno de nuestro Zoológico se plantea como un deseo de un pueblo ávido de lugares educativos y recreativos, para el amplio desarrollo de su salud mental. El pueblo sabe, instintivamente, que en momentos como el actual, cuando enfrentamos una epidemia de violencia en el país, se requieren, más que nunca, los espacios de sosiego y de sana recreación familiar.

Desmantelar el Zoológico, por otro lado, sería permitir la muerte de animales en peligro de extinción, permitir el provecho privado por medio del trasiego de animales salvajes (lo cual es uno de los negocios más lucrativos del mundo) y perder el rastro de la suerte de estos animales. Esto dificulta la supervisión de sus cuidados según los estándares correctos para cada especie, e implicaría traslados en los cuales muchos animales perecerían.

Aunque me dedico al trabajo con la salud mental de las personas, mi pasión son los animales y, entre todos, mis favoritos de toda la vida son los elefantes. Por largos años he estudiado a estos animales que son fascinantes, complejos y con emociones muy parecidas a las de los humanos. Con las emociones nos relacionamos con los demás y también nos guiamos, muchas veces, para tomar decisiones. Mi trabajo como psicóloga me adiestró en el arte de entender las emociones de los demás y esto también incluye la observación y comprensión de la conducta y emoción animal.

Por tal razón, cuando escuché sobre la idea de trasladar a Mundi fuera de Puerto Rico, me pasaron por la mente años y años de estudio, y amor por este gigante gentil. La nobleza de tan impresionante animal despierta nuestros mejores valores. Mundi se ha convertido en la mascota oficial de todo un pueblo. El movimiento para su protección está fundamentado en el AMOR, que es la fuerza creadora y más poderosa del universo. Es desde el amor que el ser humano logra edificarse y evolucionar.

Es importante ser conscientes de que el desarrollo social y psicológico de un país se mide por la protección que ofrece a sus niños, ancianos y animales. Los países que muestran mayor desarrollo en su calidad de vida presentan bajos índices de maltrato en estos sectores de la sociedad. Por lo tanto, si queremos vivir en un país de desarrollo y educación tenemos que defender nuestras instituciones, así también a nuestros niños, ancianos y animales. Los mejores países en el mundo conservan con orgullo sus zoológicos ya que representan grandes valores para su estructura social y educativa.

En los artículos que siguen, el lector se enterará de detalles desconocidos acerca del Jardín Zoológico de Puerto Rico y de la elefanta Mundi, que denotan la importancia que tiene mantener abierto nuestro Zoológico, para nuestro bienestar, y la que tiene mantener a Mundi en Puerto Rico para el bienestar de la elefanta. Es de gran motivación para mí, además, transmitir en estos artículos, el mensaje de que el rescate de nuestro Zoológico y de Mundi significa el rescate de nuestra sociedad. 

continuará...