por ; Dra. Dimary González Aponte 2019
La historia de nuestro Zoológico, mejor conocido como el Zoológico de Mayagüez, comenzó en el año 1954. La finca donde se encuentra fue donada para estos fines por la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, al Dr. Juan A. Rivero, su fundador. La documentación federal reservó, con este objeto, la finca que sólo puede ser utilizada como lo que es: una Reserva Natural para mantener un zoológico.
El Dr. Rivero fue un excelente hombre de ciencia, pero también un firme defensor de los animales. Cuentan que los animales lo adoraban y que, cuando él caminaba por el zoológico, los animales lo llamaban con sus sonidos distintivos.
El Jardín Zoológico de Puerto Rico se enfoca en tres pilares básicos: educación, conservación y preservación. La inspiración que este lugar ha transmitido a muchos de nuestros niños los han llevado a desarrollarse como profesionales en diferentes ramas de la ciencia mundial.
Personas extranjeras que visitan periódicamente nuestro país tienen la costumbre de visitar el Zoológico, y lo aprecian por lo cerca que observan a los animales y el buen estado físico en que se encuentran. También están los residentes del área que utilizan sus facilidades para sus rutinas diarias de ejercicios, y sí pagan su entrada para ejercitarse y deleitarse con el ambiente que se experimenta allí. En fin, que muchos ciudadanos de Puerto Rico y el extranjero han disfrutado del Zoológico y destacan el valor que éste tiene en sus vidas.
En cuanto a la preservación de los animales, la institución ofrece cuidados a una amplia variedad de animales, muchos de los cuales están en peligro de extinción. No soy creyente del cautiverio de animales, y en el pasado he apoyado movimientos para la liberación de animales, pero, muchas de estas gestas de liberación culminan en la muerte del animal, puesto que cuando un animal ha vivido en cautiverio se le dificulta la integración a su especie en la naturaleza y la búsqueda de alimentos.
Tristemente, el crecimiento desmedido de la población humana atenta contra todas las especies en el planeta, y la intervención de los humanos en la vida de los animales, muchas veces, es sinónimo de destrucción. Por lo tanto, los zoológicos modernos son la segunda oportunidad de vida que tienen muchos animales, al ser rescatados y preservados allí. Además, existe documentación suficiente para manejar a los animales en cautiverio correctamente y con dignidad. Y en nuestro Zoológico tenemos los profesionales y los talentos necesarios para atenderlos correctamente.
De hecho, el buen mantenimiento del Zoológico y sus habitantes se evidenció al paso del huracán María por Puerto Rico. Increíblemente, luego del huracán, escuché noticias del estado del Zoológico y me enteré de que cuando los cuidadores pudieron llegar, por fin, a revisar a los animales hallaron que el recinto había sido protegido: todos los animales se salvaron. Además, encontraron que nuestra Mundi estaba contenta con toda la vegetación que le brindó el huracán, y que se deleitó comiendo a su antojo.
Todo esto no se da por casualidad. El desarrollo de nuestro Zoológico ha estado muy ligado al trabajo de voluntarios y donativos de personas que valorizan la encomiable labor del Dr. Rivero; y, al presente, voluntarios de todas las edades y condiciones sociales se han puesto a la disposición de los trabajos de rescate. ¿Cómo no hacerlo? Todos los animales sobrevivieron al embate de la peor catástrofe de nuestra historia moderna, y ahora solo se requieren trabajos de mínima inversión para reabrir este centro.
Este es el momento de hacer que nuestro Zoológico brille, como en sus años de gloria. Empresarios y voluntarios, unidos, han desarrollado un movimiento desde el más profundo amor por los seres de todas las especies. El voluntariado está moviendo montañas: ya prácticamente se ha restaurado gran parte de las zonas que requieren mantenimiento. Además, se presentan ofertas de donativos directos al Zoológico para aportar a la calidad de vida de sus animales y a la capacidad de desarrollo que tiene el parque.
En otros países, incluido Estados Unidos, los zoológicos y santuarios de animales funcionan con la aportación privada y el voluntariado. Esto se promueve, ya que estos lugares, a la vez que preservan y cuidan de la fauna mundial, motivan e inspiran el desarrollo profesional. Por lo tanto, el Gobierno debe permitir este desenvolvimiento de pueblo y ser facilitador para rescatar nuestros espacios de sanidad mental. Nuestros profesionales están listos para mantener abierto un centro de estudios y educación en el Zoológico y, a su vez, llevarlo a otro nivel como todo zoológico moderno. Las posibilidades son infinitas y la creatividad de nuestra gente también.
Aparte de eso, el voluntariado puertorriqueño está más activo y dispuesto que nunca antes a rescatar sus espacios, lo que lo convertiría en una forma de esperanza y recuperación para nuestro país. Esto sería muy constructivo, puesto que el trabajo voluntario en los espacios públicos puede ayudar a prevenir una crisis emocional en nuestra sociedad.
Además del trabajo de voluntarios, nuestro Zoológico de Puerto Rico cuenta, para mantenerlo en funciones, de profesionales sumamente preparados, que han sido reclutados de diversos zoológicos de los Estados Unidos para trabajos de cooperación y conservación de especies. Por lo tanto, y contrario a las opiniones de algunos, nuestros biólogos y cuidadores están muy bien preparados para llevar a cabo su labor.
Como un ejemplo de lo antes dicho, el parque Animal Kingdom de Disney World contó con el asesoramiento especializado de los empleados de nuestro Zoológico para el diseño y montaje de su exhibición sobre la conservación del Sapo Concho. Y cabe destacar, que el Sapo Concho estuvo en peligro de extinción, y fueron esos empleados quienes trabajaron con un proyecto de conservación de renombre que fue todo un éxito. También, en el Zoológico existe la única exhibición autorizada al público de nuestra Cotorra puertorriqueña, que ha sido salvada de la extinción por proyectos similares. En nuestro Zoológico se ha trabajado, además, con el proyecto de conservación de la Paloma Sabanera con gran éxito, logrando así su liberación. Son muchos los proyectos reconocidos en el campo de la conservación de especies que se han logrado a través del trabajo de los nuestros.
Las Águilas Calvas (Bald Eagle), que son símbolo nacional de Estados Unidos de América y que viven en nuestro Zoológico, son ejemplo del alto nivel de trabajo ya reconocido ampliamente en el mundo por las administraciones de zoológicos. El Zoológico, en el año 2003, recibió la distinción y el honor de obtener el permiso federal para mantener y exhibir estas aves. Ellas están extremadamente protegidas y monitoreadas, y en nuestro Zoológico han sido rehabilitadas y cuidadas a la perfección. Es de gran importancia defender el gran honor que implica la autorización que otorga el Gobierno Federal para mantener en exhibición al ejemplar símbolo de todo un país. Para que un zoológico tenga el privilegio de albergar a las Águilas Calvas entre sus especies, tiene que ser reconocido por su trabajo de excelencia. Y para proteger este ejemplar debe cumplir constantemente con las regulaciones de la agencia federal Fish and Wildlife Service (Servicio de pesca y vida silvestre). Es interesante saber que en Estados Unidos existen muchos zoológicos que no están reconocidos ni autorizados a exhibir las Águilas Calvas en sus facilidades.
Son muchos los logros de intercambio y cooperación de nuestro Zoológico reconocidos a nivel mundial, y esto se les debe a los voluntarios y profesionales que cuidan de nuestro Zoológico y de los seres que allí viven. Por lo tanto, no es justo que permitamos una campaña de descrédito señalando maltrato y descuido donde no los hay, puesto que los señalamientos han sido investigados y no existe acusación legal alguna contra la institución.
En lo que toca al beneficio que aporta el Zoológico al ciudadano, son muchos. El contacto con animales vivos transforma las mentes y promueve la inspiración y motivación en niños y adultos. Los efectos que tiene esta actividad de observación y contemplación de la naturaleza son relajantes y terapéuticos. En el Zoológico de Puerto Rico se ha trabajado con diversidad de público con distintas necesidades: visitas de programas para niños con diferentes impedimentos, como con dificultades visuales, auditivas y autismo. Esto establece un campo de trabajo terapéutico muy amplio para la población con necesidades especiales en Puerto Rico. Los profesionales en las ciencias de la conducta pueden establecer como lugar de estudio el Zoológico, y utilizando la metodología científica pueden realizar una diversidad de intervenciones terapéuticas, conocidas como interacción humano-animal, para atemperarlas a nuestra sociedad.
El cambio favorable en la conducta de niños con alguna discapacidad, cuando tienen contacto con la naturaleza y los animales, está muy reconocido y recomendado en las ciencias de la conducta. Esto estimula el aprendizaje, el contacto social, y la expresión verbal y afectiva. A su vez, desarrolla destrezas para una vida saludable, y el respeto a la vida ayuda al desarrollo de buenos ciudadanos, disminuye la agresividad y previene la violencia. Por lo tanto, no podemos permitir el cierre de una gran institución que es alternativa terapéutica para personas con condiciones especiales, y sus familias.
Cuando comencé con la idea de relacionar el Zoológico y la salud mental en nuestro país, me di cuenta del desconocimiento del tema y el pobre acceso a este que hay en Puerto Rico. Las personas piensan que el estudio de los animales y la psicología no mezclan, por lo cual muchos manifestaron poco interés y reaccionaron con escepticismo. Por esto, me inspiré para llevar el mensaje claro de que, por un lado, la comprensión de la conducta humana se ha logrado en gran parte estudiando a los animales y, por otro, el trabajo de psicólogos observadores de animales en la actualidad ha servido para mejorar los trabajos en la conservación de las especies y el manejo de animales en grandes reservas y santuarios.
El uso de animales en el trabajo terapéutico es, cada vez, más utilizado a nivel mundial. Son diversas las condiciones de salud física y mental que pueden mejorarse por medio del trabajo con animales de distintas especies. Se ha demostrado que la terapia que usa caballos (equino terapia) promueve una gran mejoría en los niños autistas y con problemas de conducta. Los perros se utilizan ampliamente en la terapia emocional y como perros de asistencia para diversas condiciones de salud. También, se utilizan aves como mascotas de compañía y, en los últimos tiempos, se ha documentado el uso de animales de granja con fines terapéuticos, en visitas a hogares de ancianos y hospitales, aunque parezca increíble.
La conciencia del amor más puro se despierta cuando deseamos proteger a los seres más inocentes de la creación: los seres que desconocen de los vaivenes humanos y mantienen su conducta fiel al equilibrio en la naturaleza. Definitivamente, el contacto y conocimiento de la vida animal en el planeta desarrolla mejores seres humanos, al desarrollar estos la empatía y el amor hacia seres que no comparten su aspecto físico ni su idioma. Cuando despertamos a nuestra responsabilidad humana en la preservación comprendemos que somos capaces de grandes cosas en el mundo. El ser humano, entonces, se convierte en cocreador y, en conjunto con el divino orden de las cosas, es capaz de preservar la vida y belleza de este diverso planeta en el que habitamos.
La compasión por los animales engrandece nuestra sociedad y nos permite elevar a otro nivel de conciencia el camino que llevamos como país. Encausar a nuestros niños en la tarea hermosa de conservar nuestro Zoológico, y mejorarlo, servirá de apoyo a nuestro desarrollo psicosocial y creará personas de bien para las ciencias, para la preservación del ambiente, para la empatía, la conciencia social, el respeto a la vida, la compasión y la solidaridad. Las destrezas que se pueden desarrollar a través de este proyecto de pueblo son innumerables, pues cuando se despiertan la creatividad y la inspiración humanas solo el cielo es el límite.
Por otro lado, los espacios de esparcimiento, al igual que los animales, nos ayudan a los seres humanos a encontrar equilibrio emocional dentro de un ambiente siempre en desbalance y cambio. Esto redunda en una mejor perspectiva, mayor fortaleza para enfrentar los sinsabores de la vida y tranquilidad mental. En otras palabras, una mejor salud mental, cosa que, en este momento en Puerto Rico, es sumamente necesario. Por lo tanto, hoy, más que nunca, se requiere preservar nuestra institución del Jardín Zoológico de Puerto Rico y convertirlo en un proyecto de país, que nos ayudará a desarrollar mejores ciudadanos.
Existe la voluntad en nuestro país de asumir responsabilidad y administrar el Zoológico desde otra perspectiva no gubernamental. La sociedad civil ha demostrado gran interés y organización para desarrollar la conciencia zoóloga a otro nivel. Grandes empresarios desean contribuir para el mantenimiento y protección del parque. Los estudiantes están motivados para formar parte activa de este movimiento. Y, definitivamente, es el momento histórico para apoderarnos, como pueblo orgulloso, de nuestro Zoológico y de la protección que debemos a toda la creación.
Debemos lograr la descentralización de la administración del Zoológico para que el mismo pueda tener su propia administración y así pueda distribuir sus recursos y donativos para el bien común de sus animales. Estos animales llegaron a nuestro Zoológico para ser cuidados y protegidos. Muchos han sido rescatados del trasiego de animales y de condiciones de maltrato. Llegaron maltrechos y heridos, desnutridos, con pocas probabilidades de vida y, aquí, en nuestro Zoológico, recibieron una segunda oportunidad de vida. Han estado entre nosotros, muy bien cuidados, por mucho tiempo. Ya no pueden ser liberados pues serían incapaces de sobrevivir por su cuenta; ya son nuestras mascotas.
Cada país puede preservar sus recursos y, nosotros, si estamos unidos en esto, seremos capaces de elaborar un plan que nos permita desarrollar ideas y disfrutar del que es el mejor zoológico del Caribe. Por un lado, un maestro, en cada escuela, dispuesto a realizar actividades y proyectos para desarrollar la conciencia zoóloga servirá de punta de lanza para un gran cambio profesional y social. Estoy segura de que en cada escuela existe esa mente creativa y movida por el amor a la naturaleza que logrará despertar la conciencia ambiental en sus estudiantes.
Por otro, cada universidad puede tener en sus programas educativos proyectos para el mejoramiento del Zoológico. De esta forma, se desarrolla la conciencia de toda nuestra sociedad, no solo en los niños y jóvenes entusiasmados por las ciencias animales, sino también en los que se enfocan en proyectos de observación de conducta, diseños de ingeniería, paisajismo, producciones agrícolas para alimentar a los animales, conservación de la flora y fauna autóctona, entre otros. Además, puede, muy bien, ser un lugar de estudio para las profesiones de la conducta que en el mundo moderno trabajan enfocados en el valor de la integración humano-animal. Así se pueden establecer innumerables proyectos que despertarán lo mejor en nuestro ser humano puertorriqueño.
En fin, que, con el cierre del Zoológico, Puerto Rico estaría cediendo parte de su patrimonio y el acceso a un lugar que puede proporcionarnos una educación de altura. Esto nos produciría un retroceso y sería un grave error que le costaría al país mantenernos en la ignorancia. Actualmente, existen innumerables anécdotas de cómo este mágico lugar, que es nuestro Zoológico, ha inspirado el estudio de las ciencias de muchos que hoy en día trabajan alrededor del mundo poniendo el nombre de Puerto Rico en alto. Esto, además, de todos los beneficios que hemos descrito anteriormente.
Y por eso pregunto: ¿cómo vamos a permitir el cierre de un lugar que tanto le ofrece a nuestra sociedad?
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